¿Miedo?...NO
Continuamente me he sentido atemorizado por la oscuridad, en realidad creo que desde pequeño conseguí este miedo en particular. Cuando era niño mis padres eran misioneros en un rancho de México, una zona rural y montañosa. Nuestra casa era una pequeña palapa con divisiones de tela, no contábamos con servicio de energía eléctrica, los servicios sanitarios se encontraban a unos metros fuera de la casa. Para mí, ir al baño durante el día no significaba ningún problema, el enorme reto era ir cuando la noche caía, una oscuridad densa rodeaba la casa y mi zona de seguridad y valentía eran alteradas. El simple hecho de pensar en ir al baño en la noche me provocaba mucho miedo, creo que había logrado que la luz de mi casa fuera el lugar más cómodo para mí, y las tinieblas el lugar menos deseado.
Muchas veces cuando recuerdo esta historia me doy cuenta que muchas veces sigo ahí mismo, en la puerta de mi casa viendo a la oscuridad con gran temor. Me he acostumbrado a no exigirme más que solamente miedo cuando veo las tinieblas, me corre una brisa de aire frió por la espina dorsal, mis manos transpiran, mi corazón se acelera y mis pupilas se dilatan. Pero, ¿qué consigo con eso? Absolutamente nada, solo un miedo paralizador que me esclaviza a mi comodidad, a mi seguridad. Es ahí en donde tengo dominio y control, mi pequeño señorío gobernado por mi razón y juicio.
Me pregunto, ¿Qué pensaba Pedro, (el apóstol) cuando le pidió a Jesús ir a Él en medio de una tormenta, y caminando sobre el mar? Estaba tal vez ¿alcoholizado?, ¿era amante de los deportes extremos? Luego de no temerle a una noche de tempestad, ¿quiere ir con Jesús? Sus otros compañeros, gritaban desde la lancha, sacaron sus más grandes miedos y le dijeron: ¡es un fantasma!
¡Oh Bendita oscuridad que sacas de nuestro corazón el más grande clamor de Miedo! La lancha en esa noche de tormenta, al parecer de los Discípulos era el lugar más seguro ¿no era más seguro buscar estar al lado de Jesús? Solo uno se atrevió ir a su encuentro, renunciar a su zona de seguridad, dejando atrás todo miedo. ¿De dónde saca Pedro valor y fuerza para ir? Leyendo una y otra vez el pasaje encuentro que la fe y el valor de Pedro para salir de la barca se encuentra en la declaración que él hace: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti” (Mat.14:28) Pedro entiende que es Jesús quien tiene la fuerza, el poder, el valor que el necesita, “si tú eres, manda” en otras palabras: “solamente di la palabra Jesús, y lo imposible para mi será posible en Ti” “Solamente haz un gesto que me muestre que estás de acuerdo, que eres tu quien me acompaña”
Cuando era más grande la tormenta, cuando la oscuridad era más densa, cuando era más intenso el miedo, Pedro vio ahí la oportunidad más grande para que la Gloria de Dios brillara.
Continuamente nos vemos atemorizados por esa oscuridad que nos rodea, esa tempestad que alarma nuestros corazones, y aparte esos gritos desesperados de los demás: “no vayas”, “estás loco”, “no podrás”, “acá te encuentras mejor, no te muevas”, etcétera, etcétera.
En nuestras vidas, cuando más nos vemos acechados por la oscuridad, es cuando más grande es la oportunidad de ser Luz. Cuando más hundido te sientas en algún problema, adicción, situación, pelea u sentimiento, es cuando más gloriosa será la Luz. No hay luz más hermosa que la que viene cuando todo esta oscuro. Dale a Dios la oportunidad de ser esa Luz.
Pero, espera ¿Jesús dijo que tú también eras la luz? ¡Sí! Lo eres, un embajador de su Luz. Pero entonces, ¿Por qué a veces las personas, ministerios e iglesias se sienten amenazados por las tinieblas? ¿Por qué prefieren evitar echar un vistazo alrededor? ¿Por qué? Es Sencillo, la palabra es: ¡Miedo!
Nos hemos llegado a sentir tan cómodos dentro de nuestras paredes, inmersos en esta subcultura donde todos nos saludamos de “hermanito”, “hermanita”, En donde nuestro “santo Juicio” nos ha alejado de la cruda oscuridad que nos rodea, es ahí en donde nos hemos llegado a sentir demasiados “santos” que la oscuridad del mundo es la experiencia más incómoda y hostil que podemos experimentar. ¿Cómo entonces podemos tener tantas antorchas debajo de la cama? ¿Qué estarán iluminando?
Las antorchas se hicieron para iluminar, tu vida y la mía son unas. ¿Porque no ver a la más densa oscuridad, como la más grande oportunidad de ser Luz? En un mundo en donde los índices de contagios por VIH son cada día más elevados, en donde los niveles de aborto, suicidio y divorcios se disparan hacia arriba. Un mundo que tiene nuevas enfermedades, que adolece de verdad y amor, que camina por una oscuridad producto de un corazón lejos de Dios y sin esperanza. ¿Ya vez la oportunidad?, ¿ya estás viendo la gran oportunidad de ser luz? ¡Cuando más densa es la oscuridad, más grande es la oportunidad!
¡Se una antorcha encendida!
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